Hace 43 años, la historia de nuestra Compañía tendría un fuerte cambio. Felipe Dawes Martindale, un voluntario de excepción, fundador de la 14 y 4º Comandante del Cuerpo, se transformaba en el 34º mártir de la Institución y primero de nuestra Compañía.
El 23 de enero de 1980, mientras Felipe se encontraba en el taller de material mayor de la Institución, la Central daba la alarma de incendio en calles La Obra y Carrión. De inmediato, nuestro 4° Comandante tripuló el carro transporte J-1 y se dirigió desde el taller hacia el lugar del incendio.
Minutos después, colisionó el carro transporte J-1 con el carro cisterna de la 2ª Compañía en las intersecciones de Gamero con Vivaceta. A causa de las lesiones sufridas por este fuerte impacto, falleció horas después en el Hospital J.J. Aguirre, nuestro 4° Comandante.
Felipe fue miembro fundador de la Compañía, desempeñó los cargos de Consejero de Disciplina, Secretario, Teniente 2º, Teniente 1º, Capitán, Intendente General, Tesorero General y 4º Comandante, todos en forma consecutiva desde 1965 hasta la fecha de su muerte. Participó en todos los equipos de la Competencia José Miguel Besoain, exceptuando el último por ser oficial general. Perteneció a la guardia nocturna por un período superior a los 8 años y alcanzó a recibir el premio de constancia del Cuerpo por 20 años de servicio.
Para que conozcamos un poco más de su legado, queremos mostrar un extracto del discurso pronunciado en el día de su funeral, por el Superintendente de la época y Director Honorario, don Gonzalo Figueroa Yáñez:
“Puedo declarar sin duda que Felipe Dawes se destacaba dentro de nuestra institución para llegar a servir los cargos de mayor jerarquía y mayor responsabilidad. Su formación bomberil, su inteligencia y criterio, su entusiasmo desbordante, lo señalaban como uno de los mejores voluntarios. Su muerte en el servicio nos impacta, en estas circunstancias, no sólo por lo doloroso de la tragedia, sino también por la certeza que tenemos de haber perdido a quien podía dar mucho todavía en beneficio de nuestra causa y de nuestros ideales».
Para muchas personas, la muerte es un hecho nefasto que trastoca los planes y las iniciativas, y les da un sello de desastre irrevocable.
Los bomberos hemos aprendido a través del dolor a transformar los signos nefastos en esperanzas, a convertir la muerte en vida, a extraer de nuestros grandes hombres un manantial de lecciones y de ejemplos.
(…) Felipe Dawes se convierte desde hoy en fuente inagotable de inspiración para los que ingresen a la 14ª Compañía, se mirarán en él, buscarán imitarlo en su entusiasmo, tratarán de seguirlo en su abnegación, procurarán reproducirlo en sus propias vidas. Así vivirá en nosotros aquél que creemos muerto, así renacerá con más bríos aquél que venimos a depositar en la tierra. He aquí la muerte convertida en vida, el sacrifico transformado en esperanza”.
Estamos ciertos que lo expresado por don Gonzalo Figueroa se ha cumplido. Hemos rendido homenaje en estos años a Felipe. Su nombre nos acompaña en la Plazoleta ubicada en Providencia y en la Guardia Nocturna, su imagen está siempre encendida en el cuartel, y su recuerdo año a año nos reúne.